top of page

Lo que Queda

Por: L.F. Nikho

Opinión

 

Si alguna vez sus pasos lo llevan a extraviarse por los caminos de la comuna San José, no aligere el paso y en cambio, tómese un tiempo para admirar lo que queda de su entorno, tal vez el día de mañana sus nietos sólo podrán admirarlo con los ojos de la imaginación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Queda una especie de confusión colectiva, escombros, esterilla, guadua, bahareque y contra vías; monumentos petrificados  que emulan a la segunda guerra mundial, quedan sombras alargadas que parecen gárgolas pero que son pedazos de cimientos desgastados.

 

También quedan rincones con historia donde una vez hubo besos a hurtadillas, se jugó a “la lleva, al congelado y a las escondidas”.  Quedan trozos de pared donde se esculpieron corazones con los trazos perfectos de una mano enamorada; queda ausencia,  y un sentimiento de vacío por nuestros vecinos de tanto tiempo que ya no nos acompañan.  Queda las nostalgia de los aleros de casa vieja y destartalada, del andén promiscuo de pisadas y de las puertas desvencijadas; queda el hierro retorcido y el acre olor de las telarañas que se enredan entre la maleza y lo que fue alacena de cocina.

 

Si pone un poco de atención, quizá escuche el eco de los gritos alegres y las risotadas de quienes alguna vez fuimos niños, tal vez tenga la fortuna de tararear las viejas canciones que ahora se escuchan en el alma o acaso, le conmueva el ruido de la lluvia estrellándose impetuosamente contra los tejados de zinc o el chillido característico de los grillos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No pierda el rumbo y observe atentamente.  Verá a los viejos obreros y a los jóvenes, descender cansados con el morral al hombro después de mover al mundo con la fuerza de sus manos y la dureza de sus callos; verá a los niños de hoy: hambrientos de futuro y cansados de pasado; adéntrese a las sombras, a los extramuros y a las fronteras de los ranchos viejos pintados de hollín y recargados de humedad.

 

Todo eso es lo que queda y mucho más: virtudes de hombres y mujeres desafiantes capaces de transformar el mundo, quedan ancianos que sembraron porvenires e inventaron las hazañas; quedan los verdaderos héroes de titánica mirada, los constructores de las bellas casas que no les pertenecen, los que madrugan a cosechar el fruto de la tierra, los estudiantes, los artistas, los deportistas, los oficiantes del cuero, las tijeras y el serrucho… eso queda y mucho más.

 

Quedan los proletarios y el artesano, la mujer infinita de la casa, el que arrea los caballos y el sentimental; queda el amanecer con nuevas ilusiones, el celador, el filósofo y hasta el poeta soñador.

Así es que no se olvide del camino y no dude en regresar, lo que queda tal vez mañana ya no esté.   

Escombros en los distintos barrios de la Comuna San José

FOTO: Arnoldo Suárez Agudelo

FOTO: Arnoldo Suárez Agudelo

FOTO: Arnoldo Suárez Agudelo

bottom of page